«El baile es pertenecer a un sentimiento colectivo en el que todos beben de esa conexión con la música»
Entrevista realizada por las compañeras Anaís Cabello y Gaida Mohamed en colaboración con Marta Gómez, alumnas y exalumna de los Certificados de Profesionalidad que imparte Directo Telmark. Este trabajo de clase fomenta la práctica de competencias como la comunicación, el pensamiento crítico y la empatía así como las habilidades de organización e investigación.
El día a día de una persona está compuesto por momentos y, pese a que la mayor parte de ellos están ocupados por el trabajo o los estudios, necesitamos actividades que nos permitan disfrutar y desahogarnos, que nos aporten ese soplo de aire fresco que tanto buscamos en el estrés rutinario. Es por ello que, desde Directo Telmark, queremos remarcar la importancia de los hobbies, proyectos o planes de futuro de nuestros compañeros y compañeras.
Hoy hablamos con Andrea Sáenz Reynoso, una compañera que le da un enfoque distinto a sus ratos libres con una actividad muy especial; el baile latino.
¿Cómo descubriste el baile? Empecé a bailar en el año 2020, después de la pandemia. En principio no quería hacer baile latino porque no es lo primero que imaginas cuando quieres bailar, sino que piensas en bailes de tipo más comercial como el hip–hop o en cualquier otro estilo que se suele ver más. Pero, por cosas de la vida, acabé probando una clase gratuita y me gustó muchísimo y como en mi familia también solemos bailar latino en las reuniones familiares decidí quedarme ahí y se ha convertido en mi hobby.
¿Qué te inspira a seguir bailando? Sobre todo lo que te transmite cuando llegas a conectar con alguien sin conocer a la persona y aún así sientes lo que es esa conexión de lo que es bailar. Que a las personas con las que bailas le guste lo mismo, ese buen rollo… Porque, al fin y al cabo, el baile no es como salir de discotecas, sino que vamos todos a disfrutar del baile; ambiente que incita mucho a continuar.
¿Tienes algún estilo favorito dentro del baile latino? Sobre todo la bachata. También es verdad que dentro de la bachata hay muchos tipos de estilo, pero la bachata en general me gusta más que la salsa o que la kizomba o el zouk.
¿Qué significa para ti el baile en tu vida? Es algo que me tranquiliza. Un hobby con el que puedes despejar un poco la mente. No tienes que estar dándole muchas vueltas, es simplemente dejarte llevar y fluir con la vida.
¿Cuál es la presentación que recuerdas que más te gustó? ¿Y la que fue más difícil? Pues el concurso al que fuimos en Punta Umbría (Huelva), en verano y a nivel nacional. Se puede presentar todo el grupo que quiera. Yo bailo en grupo, no me atrevo todavía a bailar en pareja porque me resulta muy impactante. Es algo único ver un montón de personas, de cabecitas mirándote. Y también los jueces, que son bailarines importantes y llevan toda la vida básicamente bailando. Que siempre los ves en internet y que ahora ellos te están mirando a ti. Es esa sensación de “me lo quiero pasar bien” pero, a la vez, está la presión de participar en un concurso. Pero esa presentación nunca la he olvidado, la verdad. Fue una sensación muy guay, sobre todo a nivel de grupo.
¿Tienes planes futuros en el mundo del baile latino? Hacer shows delante de la gente fue ya un gran paso, De ser un pasatiempo a la presión de actuar con público fue un gran cambio. Tienes que preparártelo. Es un trabajo constante y empezó a ser un poco una obligación. Ahora sabes que te lo tienes que currar en vez de simplemente divertirte. Es ir, implicarte, trabajar en equipo. De momento creo que ir más allá no, porque, al fin y al cabo, tampoco quiero dejar de tener esa sensación de diversión y de disfrute.
¿Cómo describirías la conexión entre la música y el baile latino Para mí, la conexión entre la música y el baile es, sobre todo, la sensación de bailar para ti misma, disfrutar y sentirte bien. No estás pensando en lo que vas a hacer mal, sino que estás en un ambiente donde todo el mundo está intentando, igual que tú, sentir esa misma experiencia. No se trata de presumir, o de hacerlo mejor que nadie, es pertenecer a un sentimiento colectivo en el que todos beben de esa conexión con la música, con la canción, con la persona con la que estás bailando. Es muy bonito porque no existe competencia, todo el mundo te acoge, te ayuda y te enseña.
¿Qué importancia tiene la técnica en el baile latino en comparación con la expresión emocional? Dentro del baile latino hay muchos tipos: algunos son más técnicos como, por ejemplo, la bachata y la salsa. Tienen sus reglas, sus técnicas de giro, de respiración, de dejarte llevar y de fluidez corporal. Sobre todo la bachata sensual, que es una bachata relativamente nueva. Luego tenemos la salsa, que también tiene sus propias técnicas como, por ejemplo; la salsa callejera, la salsa romántica… La salsa con rumba es más tú a tu rollo dejándote llevar por lo que has aprendido. Entonces depende de la clasificación de baile latino. Hay algunos bailes en los que sí te puedes dejar llevar y fluir tú con la música, y hay otros en los que sí tienes que tener más presente la técnica en cuanto a bailar en pareja.
¿Cómo manejas los nervios antes de una competencia o presentación? Principalmente respirando. Cuando actúo en un show de baile estoy muy nerviosa, me pongo taquicárdica. Pero el compañerismo y las personas de las que te rodeas te ayudan muchísimo a sentirte cómoda, a saber que todo va a salir bien y a respirar y estar tranquila. Me pongo “modo yoga» a meditar y a relajarme porque me pone muy nerviosa pensar que un montón de gente me va a estar mirando mientras bailo, aunque bailemos en grupo. Mi hermano también me apoya mucho, ya que normalmente bailo con él.
¿Tienes algún tipo de amuleto, ritual o algo? No, no tengo ningún tipo de amuleto ni nada. Lo que tengo, como decía, es a mi hermano. Yo me pongo súper nerviosa antes de actuar y a mi hermano le llegan los nervios después. Nos vamos haciendo las típicas preguntas: ¿Nos ha salido bien? ¿Nos habrá salido bien este paso? ¿Esto lo habrán notado? Después de bailar llega el relax; en ese sentido nos compenetramos.
¿Crees qué el baile latino ha evolucionado en los últimos años? Un montón. Llevo cuatro años bailando y antes de entrar a bailar ya había gente que me decía que había evolucionado muchísimo, sobre todo porque se incorporó la bachata sensual, que es relativamente nueva. La bachata latinoamericana, de la República Dominicana, simplemente son cuatro pasos y tú en esos ocho tiempos puedes hacer lo que quieras. La bachata sensual fue innovadora porque incorporó técnicas, como ondas. Fue una evolución bastante grande y, dentro de la misma, han existido mezclas de bachatas, por lo que han surgido variantes como bachata de footwork o bachata flow, que mezcla bachata con reggaeton. También se mezcla reggaeton con salsa, o mezclan rumba o baile afro con salsa. Además va a seguir evolucionando muchísimo más. Cada vez se van mezclando más tipos de baile.
¿Tienes algún ícono o figura del baile latino que admires? Cuando empecé a bailar, siempre me fijaba mucho en la pareja de baile que forman Berra y Laura, (actualmente Berra y Nazaret), ya que me habían recomendado mucho su academia, aquí en Sevilla, de hecho, tanto Berra como Laura son unas figuras importantes y reconocidas en el mundillo porque bailan genial y llevan una carrera de bailarines bastante espectacular. Laura, por ejemplo, ha bailado ballet clásico, hip-hop, comercial y por último se metió a bachata y salsa. Ambos son tanto bailarines como personas increíbles y si alguien necesita una recomendación de una academia donde empezar a bailar siempre recomiendo la suya, que es E-Motion.
¿En qué te ayuda la práctica del baile con otras áreas de tu vida? Siempre me ha dado mucha vergüenza hablar en público pero desde que empecé a bailar lo he ido dominando, porque tienes que enfrentarte a tus luchas internas: la vergüenza, la timidez… Me ayudó un montón a no tener tanto miedo a hablar delante de la gente. También me ayudó con la coordinación, la flexibilidad y la memorización, ya que, cuando tienes que aprender una coreografía, te fuerza a entrenar la memoria muscular. A veces tenemos que aprender los pasos en equis tiempo, o cuando vas a una clase tienes que aprender esa figura en, digamos, una hora o cuarenta minutos.
¿Tenéis algún límite de tiempo para aprender la coreografía? Sí, para las coreografías nos suelen dar seis meses. Normalmente son cinco meses, pero el último mes es solamente ensayo puro y duro y entreno de cronometraje. Por ejemplo, que todos levantemos el brazo a la vez, que las chicas giremos al mismo tiempo… Básicamente son cinco meses de aprendizaje y un mes de perfeccionar lo que hemos aprendido.
¿Cuál es el mayor desafío que has enfrentado como bailarína de baile latino? El mayor desafío fue tomar la decisión de apuntarme a un team coreográfico porque, hasta ahora, no había tomado el baile como un compromiso para el que necesitaba constancia, sino que iba porque me apetecía. Pero, una vez me apunté al coreográfico ya tenía el deber de ir, y me costó mucho dar ese paso porque ya era una visión diferente, dejar atrás el hacerlo como quieras y cuando quieras y pasar a potenciar el trabajo en equipo y la disciplina.
¿Cómo afecta la cultura del país de origen a los diferentes estilos de baile latino? A los congresos suele venir gente de todo el mundo: de Estados Unidos, Cuba, Latinoamérica en general y de África a enseñar cosas. Y ahí se nota de dónde viene esa raíz, porque lo llevan tan dentro que, cuando bailan, exteriorizan lo que ven, de dónde son, cómo viven… Y, referido a lo social, hay tanta mezcla de cultura, de personalidad, de baile en sí, de cómo baila cada cual que es impresionante. Es muy interesante.
«Hay tanta mezcla de cultura, de personalidad, de baile en sí, de cómo baila cada uno que es impresionante»
¿Qué papel crees que juega el vestuario en una presentación de baile latino? Creo que bastante. Nosotros, tanto chicos como chicas, solemos bailar en body de lycra, aunque para ellos sea un poco incómodo, pero es lo ideal para hacer acrobacias. Hay diferentes tipos de team: los amateurs, que no hacen acrobacias, y luego están los pro o semipro, que suelen incluir una o más acrobacias. Para los amateurs no importa mucho el material del vestuario, porque no suele haber apenas roce, pero los pro y semipro, por ejemplo, la chica se tiene que deslizar por el cuerpo de la pareja, o tienen que hacer una voltereta por lo que el material es importante. Nosotros sí que solemos usar lycra o un material que no roce y no haga fricción, sobre todo porque a la hora de las acrobacias, puede tirarte, dolerte, o quemarte. Además, el color y la decoración también te brindan una ayuda a la hora de expresar lo que quieres con la canción.
¿Cómo se diferencia bailar en pareja de bailar en solitario dentro del baile latino? Cuando bailas en pareja, a parte de cumplir las normas del baile en sí, hay que intentar estar cómoda tanto tú como tu pareja. Es como tener una amistad con alguien, no puedes hacer siempre lo que te dé la gana, tienes que ceder, escuchar y estar compenetrados. Cuando bailas solo eres libre porque bailas como quieres y no piensas en que vas a liarla o a equivocarte, pero cuando bailas en pareja tienes que pensar constantemente en si voy a girarla y se va a caer, o la voy a pisar sin querer o ella a mí, o en si se va a distraer… Pero, cuando consigues la conexión, es un momento muy bonito.
«Todos empezamos desde cero, no tienes que tener miedo ni vergüenza»
¿Qué consejos darías a alguien que quiere empezar a bailar baile? Que se meta sin miedo. Todos empezamos desde cero, no tienes que tener miedo ni vergüenza. Yo lo tuve también, evidentemente, porque es algo que no se puede remediar pero de verdad que lo va a disfrutar un montón. Además de la gente que va a conocer que son personas sanas que van a disfrutar del baile igual que tú, se hacen amigos que te llevan de la mano cuando lo necesitas
Como punto final, Andrea destaca la importancia de empezar la actividad que nos guste sin que la vergüenza frene en el intento. Al fin y al cabo, no somos los únicos que empezamos desde cero, todo tiene un principio y aunque tener miedo es algo normal, no debería impedirnos probar nuevas cosas que puedan gustarnos.